
En los últimos años, la educación en línea ha experimentado una profunda transformación, dejando de ser una opción secundaria para convertirse en un elemento clave dentro del sistema educativo. Impulsada inicialmente por los avances tecnológicos y posteriormente acelerada por la crisis sanitaria global, la educación en línea ha modificado de manera significativa las formas tradicionales de enseñar y aprender.
La docencia online no se trata solo de un cambio de modalidad, sino de un verdadero cambio de paradigma que exige nuevas metodologías, estrategias pedagógicas y una mirada crítica. Por todo ello, la formación docente en competencia digital se ha vuelto esencial para garantizar una enseñanza eficaz y significativa.
A menudo, nos encontramos con que las sesiones online se limitan a clases magistrales cargadas de teoría y con poca aplicación práctica, lo que dificulta la interacción y participación del alumnado. Esta dinámica responde, en muchos casos, a la falta de recursos adecuados o al desconocimiento de las herramientas digitales disponibles.
Uno de los principales retos que estamos enfrentando actualmente es la baja participación en las videoconferencias en línea. Cuando la asistencia no es obligatoria y las sesiones pueden visualizarse en diferido, detectamos una falta de motivación por parte del alumnado para conectarse en directo.
Hacer las clases más interactivas, donde el estudiante esté en el centro del aprendizaje y pueda adquirir contenidos prácticos o que aporten un valor añadido a su bagaje, rompa con la monotonía de las clases online y se promueva una participación activa y un trabajo colaborativo, serán motivos suficientes para animarlos a asistir de forma sincrónica.
¿Cómo podemos hacer que una clase online sea más interactiva y motivadora para los estudiantes?
Para lograr este objetivo, es necesario considerar diferentes factores:
- Los objetivos pedagógicos que nos planteamos en cada una de nuestras sesiones de videoconferencia, ya que dependiendo de estos podremos utilizar una metodología u otra. Si lo que nos interesa es transmitir mucha información en poco tiempo, la clase magistral será una de las mejores opciones. Sin embargo, si queremos una clase participativa donde haya una combinación de teoría y práctica, existen diversas metodologías activas y herramientas que pueden ayudarnos.
- El tiempo de concentración del alumnado: sabemos que el nivel de concentración de las personas tiene un tiempo concreto y limitado, por lo tanto, es importante saber romper con las dinámicas del aula para captar constantemente la atención de nuestros estudiantes.
- Conocer y dominar las herramientas que queremos poner en práctica en las sesiones online, para sentirnos seguros y cómodos y que esta experiencia no se convierta en una actividad angustiante.
- Involucrar al máximo número de estudiantes en las dinámicas: una buena dinamización es clave para el buen funcionamiento del aula o de la sesión de videoconferencia. Conocer el perfil de los estudiantes permitirá personalizar el aprendizaje y aumentar la participación de todas y todos.
- Evaluar, reflexionar y proponer mejoras: es imprescindible evaluar la sesión y ser críticos con nosotros mismos: qué ha funcionado bien, qué no ha funcionado tan bien, qué puedo mejorar… y poder aplicar esas mejoras en las siguientes sesiones.
Estas herramientas te ayudarán a introducir nuevas dinámicas en el aula:
En definitiva, la docencia en línea no debe ser sinónimo de monotonía ni de pasividad. Con las herramientas adecuadas, es posible dinamizar las videoconferencias y promover el pensamiento crítico, la participación activa y el trabajo colaborativo.
Recuerda: más que impartir contenidos a distancia, se trata de construir experiencias de aprendizaje significativas y cercanas, aunque sea a través de una pantalla.